Espacio y dimensiones
Natalia Zubizarreta siempre ofrece un valioso primer consejo con respecto a las islas, que apela a tomar conciencia de la realidad del espacio: si las dimensiones de la cocina no permiten disponer una isla correctamente, es preferible no forzar la distribución y prescindir de ella. En este sentido, de acuerdo con su experiencia, las medidas mínimas para configurar una isla son 60 cm de profundidad por 120 cm de ancho. De esta forma se lograría una superficie de apoyo básica pero, si la isla va a acoger fregadero y placa de cocción, su ancho mínimo debería ser de 320 cm. En cualquier caso, es importante reservar una zona de paso a su alrededor de unos 70 cm, suficientes para una isla que no incluya zona de asientos o se encuentre frente a un área de trabajo.
Por otra parte, si se desea que la isla cuente con una barra para sentarse, a las medidas antes sugeridas deberían sumarse 35 o 40 cm de profundidad, que permitirían incorporar un servicio de mesa complementado con taburetes. Aquí habría que contemplar un hueco libre bajo la encimera de mínimo 25 cm de profundidad, para que los usuarios puedan acomodar las piernas con facilidad. Además, debería respetarse una zona de paso libre de mínimo 80 cm hasta la pared, que se ampliaría hasta los 90 cm si la isla se encuentra delante de otro mueble o superficie de trabajo.
Encimeras
Para Natalia, la elección de la encimera depende de la carga de trabajo que deba soportar la isla. Si el mueble incorpora una zona de fregado o cocción, lo ideal sería elegir materiales más resistentes para la superficie de trabajo, como porcelánicos, cuarcitas o granitos. Sin embargo, si la isla se contempla como una superficie de apoyo básica, se podría optar por una encimera en estratificado madera o materiales más delicados, ya que las exigencias serían mucho menores.
Acabados
Natalia considera que la isla es un elemento que cuenta con un protagonismo especial en la cocina, tanto por su forma como por su disposición, normalmente centrada. Precisamente por esto, la diseñadora defiende la posibilidad de dotarla de una personalidad propia, aunque con ello se genere una aparente divergencia estética con respecto al resto del mobiliario. Así, bajo su punto de vista, podría proponerse un equipamiento de cocina basado en muebles con frentes en acabado blanco, y contrastar este conjunto con una isla en acabado madera y encimera en tonos oscuros. El resultado sería muy atractivo, y aportaría a la estancia matices y relieves que la harían mucho más rica y sugerente.
Equipamiento
Con respecto al equipamiento de la isla, la diseñadora aconseja evitar los muebles con puertas, que obligan al usuario a agacharse, y recomienda recurrir a cajoneros con cajones y gavetas de extracción total y gran capacidad, ya que resultan más prácticos a la hora de organizar, localizar y acceder a los contenidos.
Igualmente, subraya la importancia de atender a los pequeños detalles que, en general, contribuyen a mejorar la experiencia de los usuarios en la cocina. Por ejemplo, sugiere disponer enchufes en los costados de las islas ya que, de esta forma, se facilita el uso de pequeños electrodomésticos, evitando el riesgo de que posibles derrames de líquidos causen problemas eléctricos. También considera fundamental cuidar la iluminación auxiliar de la isla, disponiendo focos o lámparas colgantes sobre ella. Estos elementos, además de proporcionar luz de apoyo a la superficie de trabajo, aportan un toque estético y decorativo que realza el área de influencia de la isla, favoreciendo la creación de ambientes más acogedores y agradables.