La pareja propietaria de esta vivienda, una casa de dos plantas con jardín y piscina, decidió reformarla cuando sus dos hijos se independizaron. Su idea era adaptarla a una nueva etapa vital, replanteando por completo el interiorismo para dotarla de ambientes diáfanos, contemporáneos y minimalistas.
Con respecto a la cocina, uno de sus lugares favoritos, deseaban una estancia elegante, práctica y con capacidad de almacenaje, que contase con una zona para comer y se abriese al salón. Para amueblarla, Natalia Zubizarreta optó por un diseño Santos de frentes lisos y sin tirador, combinando los acabados Negro Seda LAH —aplicado en los módulos bajos— y Nogal Tierra Vertical —presente en los módulos altos y columna—.