El piso, ubicado en un barrio residencial tranquilo y próximo al mar, reparte sus 90 metros cuadrados entre hall, salón comedor, cocina, lavandería, dormitorio, estudio, dos baños y terraza. Las estancias se agrupan según su naturaleza, ocupando las zonas comunes un lado de la planta y las privadas el otro. La reforma estructural se centró en una ligera redistribución de los espacios, orientada a conectar visualmente el recibidor, el salón comedor y la cocina.