La cocina se organiza a partir de la isla, que reúne las zonas de preparación, fregado y cocción, y se complementa con dos superficies de madera anexas a sus extremos: una barra, muy cómoda para compartir cualquier comida del día, y una gran mesa. En la cara interior, la isla incorpora un lavavajillas integrado, un portafregadero con cubos de reciclaje, un módulo portaplaca y un cajonero, los dos últimos provistos de cajones de extracción total y gran capacidad.
La cara exterior, por su parte, incluye dos módulos abiertos con estantes, ideales para disponer recetarios y objetos decorativos, más cajones zócalo en la zona inferior. Estos elementos prolongan la capacidad de los muebles bajos hasta el suelo, y su frontal, inclinado hacia el interior, evita tropiezos cuando los usuarios se mueven cerca del plano de trabajo.