La cocina, de planta estrecha y alargada, se planificó meticulosamente para evitar el «efecto túnel». Así, los muebles se distribuyen en paralelo y, para que el conjunto resulte más ligero, se ocupa el lado menos visible desde la zona de acceso con una composición de armarios columna. Frente a ella se sitúa el área de trabajo, dotada de módulo portafregadero, dos muebles portaplaca y lavavajillas, lavadora y secadora integrados. En esta zona, los armarios altos ofrecen capacidad adicional de almacenaje y acogen el grupo filtrante. Como toque final, Natalia aprovecha un espacio libre al fondo de la estancia para disponer un office, ideal para reunirse y disfrutar de cualquier comida del día.